No conozco a Lili, pero una amiga en común nos presentó por teléfono para que le ayudara a buscar una abogada feminista así como terapia para su pequeño hijo, puesto que su pareja y el padre de ese pequeño lo expuso a pornografía y a ella la intentó matar.

“No sé con quién tenía una relación, no sé de verdad de qué persona me embaracé, porque hoy en día lo desconozco, hace y dice cosas que nunca me imaginé que haría. Por ejemplo, yo juré que su hijo era lo más importante para él y sé que lo expuso a pornografía, incluso lo llevaba con él cuando visitaba a las ‘novias’ que tenía”, me cuenta llorosa Lili, quien es una mujer profesionista, estudió la universidad y trabaja para darle lo mejor a ella y a su hijo.

“Ya lo denuncié, pero no pude ratificar mi dicho porque la persona que me atendió en el Ministerio Público (MP) me dijo que sólo iba a investigar el estrangulamiento que me hizo cuando defendí a mi hijo… tengo todavía las marcas. El médico legista las ratificó. Pero cuando les dije lo de la pornografía, la persona que me atendió dijo que eso lo tenía que hacer en otro juzgado, que era de protección a la infancia, no allí que es sólo de violencia doméstica”, me narra por momentos llorando y por otros, con mucho enojo.

“Así que tengo que ir a no sé dónde para poner la denuncia, pero en este MP me tardaron cerca de cinco horas, horas que me dieron permiso en mi trabajo. Y en el otro lugar también tengo que perder otras cinco horas, porque además te tratan como si tú fueras la culpable, cuando les dije que me obligo a tener relaciones sexuales, prácticamente me violó, no quisieron incluirlo en mi declaración porque dicen que es mi obligación como su ‘mujer’”, me comenta Lili con mucha tristeza, se le quiebra la voz y dice: “me dan ganas de dejarlo todo así, desaparecer con mi hijo y nunca volver a ver a nadie”.

“Yo soy una mujer que tuvo la oportunidad de ir a la universidad, hoy trabajo con personas sensibles al tema, me han dado todos los apoyos y permisos en mi trabajo, pero no me imagino lo que tienen que vivir las mujeres que no tienen estos accesos o ‘privilegios’, me siento sola, no tengo hermanos, mis padres son adultos mayores y quienes me están dando la fortaleza son mis compañeras de trabajo”….me platica esta mujer que tiene mucha fortaleza, que tiene una voz dulce, pero temerosa.

“Sé que es difícil, pero no dejes de luchar y denunciar, mereces una vida mejor, merecen tú y tu hijo una vida libre de violencia, una vida llena de magia y felicidad, el principio siempre es complicado, pero verás que saldrán adelante”, la motivo, pero escucharla me parte el corazón y me hago la fuerte para que tenga confianza y le ofrezco el apoyo para que pueda ir a un albergue, pues el señor la amenazó de muerte.

Y tras colgar el teléfono pienso en todos los casos de mujeres en México, en España, en Argentina, en Chile que habían denunciado a su pareja y que nadie les dio la protección que necesitaban y fueron asesinadas en manos de sus parejas o ex parejas.

Lili tomó los teléfonos de las personas que podrían ayudarle, de abogados, de grupos de apoyo, de terapeutas, de albergues…

No estás sola, en Marie Stopes podemos asesorarte en casos de violencia.

Por Guadalupe Camacho, periodista y académica mexicana

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