Vivir en pareja no es como Hollywood nos muestra: papá, mamá, hij@s, un perro y el auto inmaculado en el garage.

Vivir en pareja no es la completa felicidad, ni da armonía mental o corporal, tampoco ves el mundo de color rosado.

Vivir en pareja es agotador por donde quiera que lo veas.

Vivir en pareja es muy desigual, las mujeres hacen 90% del trabajo de la casa, de los hijos y de el marido.

Las mujeres estamos ya agotadas, porque tenemos que cocinar diario, limpiar diario, ayudar en la tarea diario, tender camas, lavar trastes, ropa y pisos y baños. Y ayudar a los hijos y pareja a ser felices… El agotamiento físico y mental que lleva sacar a flote un hogar durante la cuarentena (que serán, en realidad, 4 cuarentenas) está lesionando por mucho la salud de las mujeres.

Él piensa que soy la sirvienta.

«Llevo casada 5 años y tenemos dos hijos, pero él es de verdad un problema: no mueve un dedo ni para hacerse un huevo, servirse un vaso con agua. Es como si fuera un niño, y estoy agotada porque además tengo que ayudar a mis hijos con sus clases en línea. Él se la pasa en su teléfono, hablando con su familia, amigos y hasta compañeras de trabajo.

«Es poco solidario, poco tolerante y cuando le pido que haga algo, se molesta y se encierra en la recámara. ¿Sabes? ni para picar la cebolla, ni para bañar a los niños, ni para sacar la basura. La señora que nos ayudaba a la limpieza de la casa no viene por obvias razones, él le paga sus servicios como si ella viniera, así lo acordamos los tres, y mi esposo piensa que con eso aporta a la casa. Estoy a punto de salirme con mis hijos a la casa de mis padres, y dejarlo completamente solo.»

Sonia, 41 años

La vida de mi pareja no ha cambiado.

«Yo comencé a hacer home office desde hace más de 40 días, tenemos dos hijos (de 4 y 8 años de edad) y están imparables. Mi esposo se va a trabajar de las 8am y llega a las 10pm pues trabaja en una planta que fabrica comida enlatada, productos que han subido un 30% sus ventas. Por eso, hasta los fines de semana se va al campo industrial.

«Cuando regresa del trabajo, entra por la puerta trasera, donde ya tiene un cambio de ropa limpio, las sandalias y el baño listo para que se duche, la cena preparada, los hijos dormidos y la casa limpia.

«De vez en cuando un sábado o domingo hace el desayuno, juega con sus hijos y se la pasan viendo la TV.

«Estoy a punto de tirar la toalla, y decirle que pida unos días para que yo pueda descansar.»

Haydee, 37 años

Va al súpermercado y se siente un héroe.

«Cada 15 días mi esposo va al supermercado y ya con eso se siente un héroe, esa actividad le tarda menos de 40 minutos. Pero nunca cocina, limpia o atiende a los triates que tenemos. Él dice que arriesga la vida por ir al súper, pero se baña a manguerazos en el patio, allí le tengo ropa limpia, y ya con eso se siente que le tengo que aplaudir. Ya le dije que intercambiamos los papeles, y para finales de mes iré yo al hacer el súper porque además trae todo mal.»

Carmen, 21 años

Mi papá nunca aprendió.

«Mi papá tiene 73 años y ha vivido solo desde hace 30 porque ninguna mujer, hij@ o hermana lo aguanta, es neurótico, machista y un alcohólico en recuperación. Entonces se vino a mi casa con esto del COVID19 y ya quiero que se vaya, todo juzga, no come lo que hay (muchos vegetales y poco de lo que él desea comer), no va al mercado, no lava ni su plato, tampoco barre ni tiende su cama. Mi esposo ya no lo soporta pues es una completa carga, pero además de todo se queja, que somos malos padres, que la casa no está inmaculada, que mi esposo me va a dejar porque hace él el quehacer y eso no está bien. Se ha ido al mercado a pedir comida, regresa y nos presume lo que es la «verdadera comida».»

María, 50 años

Busca pretextos para no colaborar.

«Mi pareja siempre dice estar ocupada, trabaja en línea, tiene juntas virtuales, habla con sus padres, hermanos, amigos, vecinos y cuando quiere descansar de todo eso, se toma unas cervezas y se emborracha. Al otro día lo mismo, y soy yo quien tiene que cocinar, limpiar, sacar al perro, ir por el súper, resolver todo dentro de la casa. Lo bueno que no estamos casados, estoy a punto de correrlo de mi departamento, pues yo lo pago y yo lo amueblé. ¿Él que hace para nuestro hogar? paga la luz, el gas e internet.

Victoria, 36 años

En Marie Stopes sabemos que no estamos atravesando por días fáciles, por eso queremos promover más el autocuidado de las mujeres y más corresponsabilidad por parte de los hombres tanto en las tareas del hogar como de la anticoncepción.

Por Guadalupe Camacho, @Lupichick, periodista y académica mexicana