A la semana siguiente… lo mismo. Llegas de la oficina. Tu pareja está cenando, le quitas el plato y le dices: hoy toca. Se lanzan al cuarto, se quitan los pantalones, te subes, te bajas, te pones de misionero, perrito y otra vez (porque sabes que así sucederá): llegas al orgasmo. Todas las semanas es lo mismo, la misma gata, pero revolcada. La carrera por el orgasmo te consume y no disfrutas del camino. Así platicó Edelmira Cárdenas, orientadora sexual, a Chilango.
La triste realidad
‘Según una encuesta realizada por el Instituto Mexicano de Sexología (IMESEX), la mitad de las mujeres mexicanas confesó jamás o muy rara vez haber experimentado un orgasmo, y de acuerdo a un estudio realizado por el Instituto Kinsey de Estados Unidos, sólo un tercio de las mujeres en todo el mundo llega al orgasmo a partir de prácticas sexuales’.
Edelmira propone que el sexo tenga una sensación de conexión, de juego y de renovación, ya que ‘el aburrimiento elimina la espontaneidad. Hacemos lo mismo en el acto sexual sin darle la importancia al cachondeo, al preámbulo y al estímulo. Las mujeres se programan para que sigan una rutina que las lleve directito al orgasmo sin fijarse en todo lo que pueden hacer en el camino hacia él. Esto hace que se deje de disfrutar del acto sexual, ya que se concibe que el orgasmo es la meta y no se le ve como la cereza del pastel’.
Ok, pero ¿cómo se logra?
Edelmira dijo algo muy cierto: ‘El orgasmo es de quien lo trabaja’, pero para llegar a él hay que aprender a fluir y a sentir. ‘Es importante reconocer nuestro cuerpo, autoexplorarnos, autoerotizarnos porque ¿cómo podemos exigir que otra persona nos dé un orgasmo si nosotras mismas no sabemos cómo hacerlo’.
Hay algo muy cierto: el 70 por ciento de las mujeres en el mundo somos clitorianas y tan sólo el 30 por ciento, son vaginales. ‘Por tal motivo, se requiere más la presencia del juego y el estímulo previo. Es importante que las mujeres sepan de qué lado están para que trabajen la parte amatoria’.
El estrés, la rutina y el temor a quedar embarazadas son los enemigos férreos de los orgasmos. Pero uno de los más canijos es la falta de comunicación, ‘las mujeres no se atreven a decirle a los hombres cómo les gusta que las toquen. De repente creen que su clítoris es un timbre y se quedan pegados ahí sin lograr nada. Y sí, el clítoris es un timbre y la puerta siempre va a estar abierta a quien sepa tocarlo’, nos comentó Edelmira. Es importante también usar un
método anticonceptivo de largo plazo para eliminar el temor a un embarazo no planeado pues está comprobado que al eliminar esa preocupación, el placer fluirá.
Redescubre y renueva el asunto
Edelmira nos citó a Marcel Proust para englobar todo lo que nos dijo: ‘El verdadero viaje del descubrimiento no es conocer nuevos paisajes, es ver las mismas cosas con diferentes ojos’. Y sí, ‘es el mismo hombre, el mismo pene, pero hay que renovarse y redescubrirlo. Ya que es muy lamentable que en nuestro país la actividad sexual más fuerte, más pasional está afuera de la casa, pues adentro tienen a la esposita santa, casta y pura. Las mujeres, por su parte, no se aventuran a hacer cosas nuevas para evitar pasar por zorras…’.
Nada más erróneo. Cuando las parejas están de novios, la pasión surge, los besos y el sexo nunca se acaba. Pero cuando se casan, se mete la sexualidad a la casa, lo que Edelmira llama ‘sexo domesticado’ porque ‘se le ve como sexo seguro: seguro me va hacer sexo oral así, seguro va a caderear asado. Y, ¿saben qué? Lo seguro no existe, el sexo no debe ser anidado en la comodidad y en lo equitativo. Hay que experimentar, buscar, innovar para que el sexo sea divertido. Dejar de creer que en el sexo somos maduros, puesto que debemos jugar y estar conectados con nuestra pareja. Usar ropa novedosa, probar una nueva posición, hacerlo en un lugar diferente: eso logra la conexión y la renovación’. Con información de
Chilango.]]>