Las mujeres que deciden no ser madres, se enfrentan a luchas internas y silenciosas, así como a la sociedad que las califica de ‘egoístas’ e ‘incompletas’.

“La maternidad es un evento en el ciclo de vida de las mujeres que modifica sustantivamente el ritmo de sus vidas en lo social y económico”, señala un comunicado sobre el Día de las Madres del Instituto Nacional de las Mujeres, y quizá es por ello que, hoy en día, aumenta el número de quienes toman conciencia sobre esta frase y tienen en sus manos la decisión de no tener hijos.

Pero, ¿por qué las mujeres de nuestro tiempo no quieren tener hijos? 

La pregunta es concisa y directa: porque hoy más que nunca, el poder de la elección de las mujeres ha tomado mayor resonancia, así como la lucha por los derechos sobre su cuerpo.

No Maternidad.

En los años 90, en Estados Unidos surgió un movimiento de mujeres que por deseo y convicción no querían ser madres, pronto se les conoció como mujeres NoMo (No Mother o No Madres).

En México, su equivalente es el concepto de la No Maternidad, el cual toma relevancia para dignificar a aquellas mujeres que son señaladas por su decisión.

Ante este panorama, Verónica Aragón, psicóloga y maestrante en sexología clínica, señaló en entrevista para Forbes Life Latam, que algunos factores determinantes para que la nueva generación de mujeres decida no tener hijos, son aquellos que afectan su nivel de vida: “es una decisión que [también] tiene que ver con el poder adquisitivo, son generaciones más educadas pero que reciben menores sueldos”.

La revolución de los métodos anticonceptivos, la educación sexual, dificultades en materia de salud, las cifras sobre la disparidad de salarios de mujeres versus hombres, así como la diferencia de carga de trabajo en casa entre las parejas con hijos (principalmente heterosexuales), son otros factores que las mujeres consideran en su decisión.

La especialista coincide en que la decisión de no tener hijos es motivo de “señalamiento y estigmatización”, pues considerando que, en América Latina, la figura de la maternidad pesa sobre la cultura y se asume que es un papel determinante en la vida de la mujer. La mayoría de aquellas quienes no lo hacen “sufren en silencio la culpabilidad de no obedecer a la sociedad”.

La No Maternidad también es motivo de violencia de género. Las mujeres sin hijos son señaladas por causa de aquellos constructos sociales disfrazados de tradición, por ejemplo, que “una mujer no estará completa sin un hijo. Pero eso no es tradición, es inserción social”.

En las madres ¿Existe el ‘instinto maternal’?

Verónica Aragón señala que simplemente la respuesta es no. Existen estudios que señalan la nula evidencia de que las mujeres tengan un impulso instintivo por tener hijos, pero sí respaldan las respuestas maternales a los estímulos del bebé. Además, contrario a lo que se piensa, las madres no están preparadas cuidar de su descendencia, pero asumen el proceso de aprendizaje y adaptación constante.

Dentro de este proceso, algunas mujeres también atraviesan por un sentimiento invisibilizado: el arrepentimiento. “Por supuesto que existen madres que se arrepienten de tener hijos, también sufren una estigmatización por considerarlas ‘egoístas’, pero es un tema del que casi nadie quiere hablar”.

El sentimiento de arrepentimiento en las madres.

Este arrepentimiento no es igual a la ausencia de amor hacia los hijos, tiene que ver con las circunstancias en las que ocurre la maternidad, por ejemplo, la edad física y emocional: “ser madre también requiere de madurez emocional, espiritual y de conocimiento [sobre la maternidad]”, señaló.

Otro de los factores que la especialista considera una “lucha interna” tiene que ver con la perdida de la individualidad de la mujer al convertirse en madres, pues culturalmente, reciben características de amiga, protectora, maestra, confidente, etc., pero difícilmente se le recuerda como mujer“antes de ser mamá, y de todo, somos mujeres y seres humanos”, concluyó.

Decidir no ser madre no debe ser motivo de señalamiento o rechazo, no es un problema de amor propio, mucho menos es un problema psicológico, se trata de que las mujeres ahora tienen la oportunidad de elegir si quieren o no dedicar su vida al cuidado y la crianza de un hijo o dar prioridad a su desarrollo humano o profesional. Ambas decisiones son posibles.

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Con información de Forbes.