La lucha incansable contra el machismo y sus ideales no cesa. Y es que, a pesar de que hemos recorrido un largo camino, hemos llegado a nuevos logros y construimos cada día un mundo mejor, el lastre del machismo no termina de salir de nuestras vidas por completo. Y esto es porque el hecho de vivir tantos años bajo este yugo nos ha dejado pequeñas moronitas de los comportamientos que lo definen: los micromachismos.

Los “micromachismos” son estas conductas que, al ser menos radicales que las acciones y pensamientos del machismo, podemos llegar a pasar por alto, e incluso, podemos utilizar en nuestro día a día como una pequeña broma, un gesto amable, una conducta, entre otros. Hoy platicaremos sobre algunos de estos micromachismos, así que ponte cómod@, comienza a identificar los que tú utilizas y empieza tu camino de reflexión hacia la deconstrucción.

Las labores domésticas, el mansplaining y otras conductas.

Dentro de una dinámica de pareja en la que 2 personas viven juntas, lo correcto es que las labores del hogar y del cuidado de lxs niñxs sean repartidas de manera equitativa. Ambos tienen la responsabilidad de la crianza y el mantenimiento de su hogar.

¿Cuántas veces hemos escuchado “Qué bueno que (nombre) te ayuda con las labores del hogar”? Él, como habitante del hogar, es responsable de la mitad de las tareas, o bien, de las tareas que entre la pareja se definan. Así mismo, si una mujer no tiene una actividad económica, es indispensable que el hombre le remunere las horas de trabajo que el hogar implica para ella.

Por otro lado, el mansplaining es la conducta con la que los hombres minimizan la inteligencia de las mujeres asumiendo que ellas no saben del tema que se esté tocando. Aquí, los hombres creen necesario explicar algo a una mujer sin que ella lo pregunte, sino solo por el hecho de ser mujer.

El asumir que un hombre debe pagar la cuenta o el hecho de que él mismo lo asuma también es un micromachismo, pues es una manera de minimizar la capacidad de las mujeres de pagar su propia cuenta y valerse por sí mismas.

La crianza, las relaciones interpersonales y los estereotipos.

Dentro de la maternidad, la mayor parte de las veces es la mujer quien lleva sobre sí misma todo el peso de la crianza. Mientras que al padre se le aplaude cambiar pañales o despertarse por la madrugada a ver a su hijx; para la madre ya es un hecho mandatorio, pues en eso consiste su rol de la maternidad.

A lo largo de la crianza también se presentan estos estereotipos que, aunque no lo parezca, continúan contribuyendo a las conductas machistas. Por ejemplo, el asumir que a una niña le gustan las muñecas y a un niño los coches, lo mismo sucede con los colores y con la vestimenta. En este mismo sentido, ¿cuántas veces hemos llamado a las niñas “princesa” y a los niños “campeones”?

Dentro del ámbito de las relaciones interpersonales, se ha creado un consenso absurdo en el que asumen que una mujer y un hombre no pueden ser amigos, pues siempre terminarán romantizando el vínculo. O, por otro lado, la “friend zone” es otro micromachismo en el que los hombres pueden sentirse ofendidos porque una mujer se niega a tener una relación con ellos; mientras que ellos, asumieron que ella querría tenerla.

Deconstruyendo los micromachismos.

Estas son tan solo algunas cuantas de las muchísimas conductas micromachistas que vivimos día con día, casi sin darnos cuenta. Es por esa razón, que, desde la Fundación MSI Marie Stopes hacemos esta invitación abierta a continuar identificando estas sutiles acciones, palabras y estereotipos en ti, en tu compañer@, en tu familia y en tus amig@s.

Al final, aquí lo más importante es darnos cuenta de nuestras necesidades de deconstrucción, trabajar en ellas e invitar a los demás a nuestro alrededor a deconstruirse también.

Te compartimos este video que realizamos en alianza con GENDES A.C. y que aborda el tema de la corresponsabilidad, un gran paso para seguir derrumbando al machismo.

Texto escrito por Elba Loera (@elba_loera).