Ya se cumplieron dos años desde que mi esposo se hizo la vasectomía y sí, te cambia la vida sexual, de pareja y familiar. Por ejemplo, antes de la intervención médica, discutíamos cuando se terminaban los condones puesto que él quería tener sexo y yo no, porque yo tenía miedo de embarazarme nuevamente.

También peleábamos si no encontraba su marca de condón favorita, él se enojaba porque las demás no le ajustaban, no le gustaba el olor, ni color de los otros preservativos, tampoco la sensación (puesto que no eran ultra mega sensitive) y se sentía un tanto frustrado, y yo con él.

Un día hice cita para ponerme un DIU, pero la doctora que me atendió nunca había puesto uno, así que estaba más nerviosa ella que yo y terminó dándose por vencida, ya que yo sentía que me estaba sacando las muelas del juicio. Así que me citó para el siguiente mes, con unas pastillas para dilatar mi entrada vaginal y, la neta es que no regresé.

Así que ahora no le dedicamos tiempo a la cacería del mejor condón, no recorremos las farmacias, ni perdemos tiempo en las citas médicas para la puesta del DIU. Creo que la vasectomía es una gran amiga, que vale la pena invitar a tu relación de pareja.

Al principio, varios amigos (varones que no tienen la vasectomía) nos dijeron que la intervención era como hacerte la “jarocha”, perdías potencia, perdías ganas y masculinidad. Pero la realidad es que no, no pierdes nada, ganas mucho: tranquilidad, espontaneidad, felicidad, orgasmos, diversión y tiempo efectivo de pareja.

La realidad sobre la vasectomía.

La vasectomía es una intervención de menos de 10 minutos y te recuperas en menos de 3 días, sin embargo, deberás usar un método adicional por los siguientes tres meses o 40 eyaculadas, hasta confirmar que el semen está libre de espermatozoides.

Tengo la certeza de que la vasectomía incrementa la relación de pareja, la cercanía y la cotidianidad del sexo, es una gran invención puesto que en verdad disfrutas de tu vida sexual sin temores, sin disgustos, sin discusiones, sin engaños, sin reproches, sin malos entendidos. ¡Así que atrévete!

Te invitamos a ver este video.

Por Guadalupe Camacho, periodista y académica mexicana