La salud sexual no es solo ir al ginecólogo cada año a que te hagan el Papanicolaou, tampoco es tener orgasmos libre de culpa o usar anticonceptivos de vez en vez.

La salud sexual plena tiene relación con el cuerpo, los sentimientos, los deseos, la orientación y las preferencias, con los genitales, con el amor y el desamor, con el acceso a la salud, con las creencias populares, con la infancia, la adolescencia y la vejez.

Entre los temas que aborda una sexualidad plena y libre están:

  1. Aceptar tu cuerpo tal y como es.
  2. Ejercer tu sexualidad sin miedo a un embarazo o una infección de trasmisión sexual.
  3. Disfrutar de encuentros sexuales placenteros y, especialmente, deseados.
  4. Acceder a anticonceptivos seguros y adecuados para ti.
  5. Evitar cualquier tipo violencia antes, durante y después de tus encuentros sexuales.
  6. Prevenir, diagnosticar y tratar infecciones de trasmisión sexual, cánceres relacionados al VPH y toda aquella enfermedad o condición que esté vinculada a tus genitales y senos (en el caso de las mujeres).
  7. Participar en talleres y clases de educación, orientación y consejería en torno a la sexualidad. Con temas como: prevención de embarazos no deseados, uso de anticonceptivos, prevención del abuso sexual, cuándo debo tener novio y todos aquellos temas que sean de tu interés.
  8. Acceder a interrupciones legales del embarazo, cuando tengas la necesidad, sin castigos morales o jurídicos.
  9. Tener información verídica, confiable y respetuosa en temas de sexualidad infantil, del adolescente, de la mujer, de la embarazada, de la vejez, de lo que tú quieras saber.
  10. Ser protegida con políticas públicas que te permitan ejercer tu vida sexual sin presiones, violencias, burlas o malos entendidos.
  11. Tener atención médica de calidad y calidad durante la atención ginecológica, sin violencia obstétrica.
  12. Disfrutar una vida sexual sana durante la vejez, sin prejuicios, maltratos ni regaños, entre miles y miles de temas que engloba la salud sexual.

Somos seres sexuales.

Los humanos somos seres sexuales desde que nacemos y hasta que morimos, pero la gran mayoría de las personas considera que la sexualidad solo tiene relación con el coito que tienen, a escondidas, los adolescentes y jóvenes.

Sin embargo, no es así, la sexualidad no tiene un tiempo para ejercerse, tampoco cuenta con una caducidad, sino que se va transformando a medida que la persona crece, madura y envejece.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) dice que la sexualidad es un estado de bienestar físico, mental y social, por eso una mujer no puede vivir sanamente si: es abusada sexualmente, si no puede acceder a un tratamiento eficaz y seguro para un cáncer de vulva o del cérvix. Tampoco podrá vivir bien si le hacen burla por sus preferencias sexuales, o la corren de su trabajo por su embarazo, o la violentan (con «supuestos» piropos callejeros) cada vez que sale de casa, o que fue contagiada de una infección de trasmisión sexual.

La salud sexual es cuidar la vida, por eso sin miedo al qué dirán PREGUNTA sobre temas de sexualidad, pregunta en casa, en la escuela, en los libros, en Fundación Marie Stopes (no dudes en llamarnos al 5555 43 0000 y al whatsApp 557870 2011). ¡Es tu vida, tu salud y tu sexualidad!

Por Guadalupe Camacho, @Lupichick, periodista y académica mexicana