En Fundación MSI Marie Stopes esperamos que algún día, en todo el mundo, todas las maternidades sean por elección, no por obligación; y que el caso Beatriz no se repita en ninguna circusntancia.

La lucha, vida y caso de Beatriz es un claro ejemplo de cómo las leyes extremadamente restrictivas sobre el aborto en El Salvador (y en cualquier lugar) pueden poner en peligro la salud y la vida de las mujeres y personas gestantes. La historia de Beatriz es una tragedia que hace tangible la necesidad de la lucha feminista por el derecho a decidir sobre nuestros propios cuerpos; y, al mismo tiempo, es una nueva esperanza para decirle adiós a las leyes impositivas y obsoletas.

Beatriz, una mujer salvadoreña que padecía lupus y tenía problemas renales, fue obligada a llevar a término un embarazo de alto riesgo. Esto, a raíz de que los médicos se negaron a practicarle un aborto seguro, debido a que en El Salvador el aborto está prohibido en todas las circunstancias.

Beatriz se vio en la necesidad impuesta de atravesar un largo proceso legal que llegó hasta la Corte Suprema de El Salvador e intervino la Corte Interamericana de Derechos Humanos para instar al gobierno del país a permitirle un aborto seguro.

Aunque este caso sucedió en 2013, el tema ha causado revuelo nuevamente pues hoy día la Corte Interamericana de Derechos Humanos se encuentra presentando este caso y esto nos permite pensar que El Salvador puede dar un paso adelante y anular o atenuar las leyes que penalizan el aborto en todas sus formas dentro del país.

El largo camino de la justicia.

Tras el exhaustivo proceso legal, a Beatriz le permitieron acceder a un “aborto” en condiciones extremadamente limitadas. A Beatriz, el Estado le concedió acceder a una cesárea, un procedimiento más invasivo que el aborto solicitado inicialmente, aunado a esto, el feto, cuyas malformaciones lo trajeron al mundo sin cráneo, ni cerebro, falleció a las cinco horas.

Este caso demuestra la hipocresía de un sistema ultraconservador que alega “proteger la vida”, cuando en realidad la vulnera y no solo eso, sino que obliga a un feto a llegar al mundo por un diminuto lapso de tiempo y sin expectativa alguna de vivir dignamente.

El movimiento feminista en El Salvador y en todo el mundo reclama los derechos humanos, el respeto a la dignidad y el bienestar; y la garantía de procedimientos de aborto legales y seguros para quienes los necesiten.

Beatriz es un recordatorio del daño que las leyes restrictivas pueden causar y recalca la necesidad de la justicia reproductiva. El que se nos niegue el derecho a elegir sobre nuestros propios cuerpos es una forma de violencia de género que atenta contra nuestra salud, nuestra vida y los derechos humanos.

En El Salvador, los políticos conservadores y los cuerpos religiosos tienen un gran poder capaz de determinar las decisiones del país. De manera que resulta indispensable desarraigar estas ideologías radicales y adoptar la tendencia del continente americano hacia la despenalización del aborto. El caso de Beatriz vs El Salvador es ahora una esperanza para todas las mujeres y personas gestantes Salvadoreñas que pueden necesitar interrumpir un embarazo de manera legal y segura.

La intervención de la Corte Interamericana de Derechos Humanos y el activismo dentro del país busca encaminar la consciencia social hacia el aborto legal y su importancia en la salud sexual. No queda más que depositar nuestra esperanza en la transformación de un país más hacia la libre decisión sobre nuestros cuerpos.

Nos vamos, no sin antes compartirte un video en el que Nath Campos nos habla de mitos y dudas sobre el aborto:

Texto escrito por Elba Loera (@elba_loera).