Para muchos niños, la escuela es un lugar para aprender. Para otros, expuestos a situaciones inseguras o abusos en su entorno, es un sitio seguro, protector.

Estar juntos todo el día, fuente de conflictos

Con el cierre de escuelas, las organizaciones de protección a menores advierten sobre un posible aumento del abuso infantil. La situación podría poner en peligro la vida de algunos niños: «La continua cercanía, el no poder evitar estar juntos, genera conflictos y aumenta la agresividad». Los niños de padres adictos deben estar en el punto de mira: «Ahora, en tiempos de crisis por el coronavirus, un niño así está solo con los padres. No hay nadie que perciba las necesidades de los padres. Nadie que vea las del niño. Nadie que ayude».

Más apoyo online

Los centros de ayuda y los grupos juveniles también practican actualmente el «distanciamiento social». En este contexto, las organizaciones de protección infantil piden más apoyo en las plataformas digitales, incluidas las redes sociales, para informar a niños y familias sobre programas de ayuda. «En este momento, los niños reciben información, sobre todo, de adultos, pero los más vulnerables, puede ser que no obtengan la información correcta, especialmente ahora que no están en la escuela», afirma Stefanie Fried, de Save the Children en Alemania.

Aunque ella de hecho apoya los llamados a mantener distancia, Fried advierte sobre las dificultades, a largo plazo, que se pueden originar si las familias se quedan en casa durante semanas: «No debemos olvidar que los niños no son adultos. Tienen ganas de moverse mucho». Dichas medidas pueden mantenerse por un corto período de tiempo, opina, pero luego el Estado debe brindar oportunidades para que las familias puedan estar al aire libre.

Preocupación por la violencia doméstica

Las instituciones de ayuda y centros de asesoramiento también advierten que podría haber más violencia entre adultos en las próximas semanas, porque hay más personas trabajando desde casa. Debido al impacto económico del coronavirus, hay gente en riesgo de desempleo o ya han sido despedidos. Todos estos aspectos aumentan el estrés en el hogar.

Situaciones similares se reportaron ya en China, donde después de semanas de estrictas medidas de aislamiento, hubo tres veces más casos de violencia doméstica que de costumbre. «Debido a las medidas actuales, la pareja violenta sale del apartamento menos de lo habitual, lo que hace que sea casi imposible para la víctima buscar ayuda y llamar a centros de asesoramiento», explica Katja Grieger, de la Asociación Alemana de Centros de Asesoramiento para Mujeres.

Las visitas domiciliarias a través de redes de apoyo y servicios sociales se están reduciendo debido al riesgo de infección por COVID-19. «Por lo tanto, pedimos a los vecinos que tengan mucho cuidado con los posibles casos de violencia doméstica», dice Grieger. «Si se escuchan gritos o gritos en un departamento vecino, se debe llamar a la policía», agrega.

Con información de El Mostrador