De los 36 países (35 naciones autónomas y Puerto Rico -un estado libre asociado-) que componen el continente americano sólo 6 tienen leyes que permiten y garantizan el aborto voluntario, seguro y gratuito. En Estados Unidos, Canadá, Cuba, Puerto Rico, Guyana y Uruguay se lograron avances en materia de despenalización del aborto. Sin embargo, las decisiones recientes de los cuerpos legislativos en América parecen dar pasos en sentido contrario.
El 15 de mayo pasado el estado de Alabama aprobó una ley que prohíbe el aborto aun cuando el embarazo es producto de una violación o incesto, además de otorgar condenas de hasta 99 años de prisión a los médicos que practiquen un aborto. En Luisiana el 29 de mayo se aprobó otra ley que restringe el derecho a abortar hasta la sexta semana de gestación. Estas legislaciones del 2019 contradicen la ley federal existente en Estados Unidos que desde 1973 —conocida como Roe vs. Wade— otorgó a las mujeres el derecho a abortar voluntariamente durante el primer trimestre del embarazo. Parece que los pasos se están dando hacia atrás.
En donde se logró avanzar, se retrocede y en el resto del continente las cosas permanecen igual. En algunos países el aborto es permitido sólo si la vida de la madre esté en peligro, en otros si la madre fue violada y en algunos más si la madre presenta escasas oportunidades económicas. Pero en algunos otros no importa si te violaron, si eres pobre, si tu vida está en peligro, o si tienes 13 años, las únicas alternativas son ser madre o ir a la cárcel.
¿Por qué despenalizar el aborto?
Las restricciones legales, económicas y sociales para abortar conllevan no sólo a la violación de los derechos humanos, especialmente los reproductivos, sino también a problemas graves de salud pública.
De acuerdo con la OMS (Organización Mundial para la Salud), 3 de cada 4 abortos en América Latina son efectuados en condiciones ilegales y de baja seguridad médica y hasta un 13.2% de las muertes maternas son atribuibles a abortos clandestinos.
Algunos de los países de este continente son de los más restrictivos en cuanto al aborto y al mismo tiempo son los que presentan más casos de abortos realizados (mayoritariamente en condiciones ilegales). Y, de hecho, se presenta una tendencia creciente de abortos en la región latinoamericana.
Esta tendencia es contraria a la que siguen los países europeos, Estados Unidos y Canadá, países en donde el aborto es legal, gratuito y seguro. De acuerdo con cifras citadas por la OMS, en Norteamérica la tasa de abortos cayó 0.4 puntos porcentuales del periodo 1990-1994 al periodo 2010-2014, mientras que en América Latina incrementó 2.1 por ciento.
Esta situación refleja una cosa importante: cada vez son más mujeres las que abortan, sin importar las condiciones, a pesar de las legislaciones restrictivas de sus países. Y como consecuencia, cada vez son más mujeres las que se encuentran en riesgo de muerte materna por no tener acceso al aborto legal, seguro y gratuito.
La despenalización del aborto también es necesaria desde la perspectiva política de sociedades igualitarias, no sólo en términos de igualdad de género, también en términos de igualdad socioeconómica. De acuerdo con cifras de la OMS, poco más de la mitad de los abortos clandestinos practicados son en mujeres pobres; la población de menores ingresos en los países es además la que mayoritariamente presenta complicaciones de salud por aborto clandestino.
Del uno al diez
Siguiendo las cifras y guías sobre el aborto seguro de la OMS existen 10 razones fundamentales por las que despenalizar el aborto es positivo para una universalización de los derechos humanos y mejores condiciones de salud pública:
1. La penalización del aborto no disuade a las mujeres de practicarlo
2. La penalización del aborto limita y violenta los derechos humanos de las mujeres
3. La penalización del aborto incita a las mujeres a recurrir a métodos de aborto ilegales e insalubres
4. La penalización del aborto aumenta las tasas de muerte materna y las de complicaciones por aborto
5. La penalización del aborto presiona negativamente en el acceso a los servicios de salud pública
6. Las complicaciones generadas por abortos clandestinos tienen impactos en las tasas de muerte por causas indirectas
7. La penalización del aborto tiene efectos negativos en el nivel de desigualdad socioeconómica de las mujeres
8. La penalización del aborto expone a las mujeres a ser víctimas de violencia física, emocional e institucional
9. La penalización del aborto da pie a la existencia de un mercado que lucra con la autonomía de las mujeres
10. La penalización del aborto limita la igualdad de género en las sociedades
No hay aborto libre, ni seguro, ni gratuito, pero hay asesoría, acompañamiento y redes de apoyo
Las movilizaciones de cientos de mujeres alrededor del continente que buscan presionar e influir en las políticas públicas y en la formulación de leyes gubernamentales no paran. Desde México y hasta Argentina se extienden las redes de apoyo.
Estas redes buscan acompañar a las mujeres en el proceso completo del aborto. Brindan información acerca de las normativas, y les acercan e informan a las mujeres acerca de las posibilidades y opciones de aborto, apoyándoles —en algunos casos— con recursos económicos, atención psicológica y tratamientos post aborto.
La OMS y muchas otras fundaciones sin fines de lucro se han extendido para ser compañía en el proceso pre aborto, aborto y post aborto de las mujeres. La despenalización del aborto de manera universal queda pendiente en 30 países de este continente.
Con información de El Economista