Prohibir u obstaculizar el acceso al derecho al aborto solo va en detrimento de la salud de las mujeres, el resultado son abortos clandestinos e inseguros, muchos como salidos de una película de terror: las mujeres usan ganchos de ropa, toman sustancias tóxicas o se tiran por las escaleras por las escaleras. La mayoría de las mujeres que ha decidido tener un aborto va a llevar a cabo su decisión así tengan que arriesgar su vida o hacer algo ilegal. Y quizás es crudo decirlo, pero también es necesario, porque solo así se entiende por qué es inadmisible que un movimiento que dice defender la vida provoque este tipo de violencias y ponga una vida en potencia por encima de una vida potenciada. Con el HB2 la estrategia era la misma. Una estrategia perversa, pues usa el discurso sobre la salud de las mujeres para imponer restricciones el acceso a un procedimiento necesario para la salud y la vida de muchas. Dice que ayuda cuando en realidad jode. Dice que salva, cuando en realidad mata. Y por eso fue hermoso ver a las ministras de la Corte desarmar esta falacia con la soltura implacable de quien tiene la lógica y el sentido común a su favor. Antes que los gustos o las preferencias morales están la salud pública y el derecho a la vida. Pero no una vida sin más. La discusión sobre la autonomía de las mujeres pasa por entender que el derecho a la vida no es blanco y negro, estar vivo no basta si no hay bienestar, autonomía y derechos. Una vida que valga la pena ser vivida. En Marie Stopes estamos a favor de que las mujeres tengan acceso al aborto legal y seguro sin que sean criminalizadas. Con información de Univision]]>
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