No quiero tu piropo, quiero tu respeto, preparó. “No quiero tu piropo, quiero tu respeto” es lo que grito en la calle si alguien me dice cosas o me ve de manera lasciva e insistente. “No quiero tu piropo, quiero tu respeto” les digo cuando voy a en mi carro y me molestan desde otro vehículo. Quiero su respeto, lo pido y lo exijo. No por ser mujer, sino porque soy un ser humano igual que ustedes, hombres. No importa como esté vestida o si llevo maquillaje, sus miradas y comentarios son intimidantes, me hacen sentir insegura y mal conmigo misma. ¿Por qué tengo que sentirme culpable de caminar libremente por la calle? ¿Acaso no somos todos ciudadanos? El acoso sexual en lugares públicos es un vivir diario para toda mujer; altas, bajas, gorditas, delgadas, bien vestidas, fachosas, seas una niña, adolescente, mujer o anciana: NO IMPORTA, el acoso sucede igual. No es una cuestión de estética o belleza, es el sistema patriarcal el que nos oprime y margina. Basta ya de acoso en las calles, basta ya de acoso en la oficina, basta ya de acoso en la escuela. No necesito y no quiero tu piropo, no necesito y no quiero que califiques mi cuerpo con tus comentarios, no me visto para ti, no estoy en este mundo para agradarte ni para hacerte sentir bien, no soy un objeto sexual a tu disposición. Cuando yo digo NO es NO, nunca significara un sí, un más tarde o un tal vez. Quiero vivir en una sociedad donde no seamos juzgadas por como nos vemos, la chica que ves en la calle con minifalda y escote no es una mujer fácil, y la que anda de falda larga y suéter no es una santa ni una frígida. No estereotipes a las personas, no sabes sus historias. Quiero caminar por la calle sin que me chiflen o me hagan sonidos por ser mujer, no soy un perro, soy un ser humano. Me reservo el derecho de vestirme como me de la gana, porque me visto para mí, no para el deleite de tu vista o tus placeres. Cuando me gritas por la calle no elevas mi autoestima, al contrario, me violentas, no me hacen sentir bien tus comentarios acerca de mi cuerpo o mi manera de vestir. ¿Acaso esperas que cuando tú me piropeas, regrese y te dé mi teléfono? ¿Crees que así estás llamando mi atención? Si la respuesta a estas dos preguntas es no, entonces ahora te pregunto ¿Por qué lo haces? No es más hombre el que le grita a las mujeres en la calle, tienes madre, podrías tener hermanas e incluso esposa e hijas. Dudo mucho que te agrade que pasen por esto. Este es mi cuerpo y hago con él lo que quiera, porque tomo mis propias decisiones. Si me acuesto con quien yo quiera, la sociedad me llama “puta”, si me defiendo cuando me ofendes en la calle me dices “puta”, si voy a bailar con mis amigas sin ningún hombre, me dices “puta”. Si ser una mujer libre es ser puta, SOY REPUTA. Y putas todas, tu madre, tu hermana, tus hijas, tu novia, tus amigas. Para mí no es un insulto que me llames así, al contrario, gracias por reconocer mi autonomía. Ya no voy a andar en la calle aprisa, ni alerta todo el tiempo por temor a que alguien me grite o peor aún, ¡me violen! Quiero disfrutar mi día, tranquila, en paz, sin temor, sin miedo. Ya no voy a ignorar esos comentarios molestos todos los días, ahora voy a responder, voy a pedirte amablemente que no me molestes, que pienses en las mujeres que hay en tu vida y reflexiones de la manera en que me estás agrediendo. Tu mujer que estás leyendo esto, deja de limitarte a ti misma cumpliendo expectativas o reprimiéndote. Viste como quieras y llévalo con orgullo, que nadie tiene derecho a violentarte, responde, no te calles, denuncia, protege a otras mujeres, no ignores la situación porque esto es consentirla y estar de acuerdo. Ellos temen cuando abrimos la boca, pero no cuando abrimos las piernas; así que gritemos: NO QUIERO TU PIROPO ¡¡QUIERO TU RESPETO!! Con información de ActitudFem]]>