Recuerdo que una compañera de trabajo (que recién había llegado a la oficina) me comenzó a “conquistar”. Me dejaba una flor en mi escritorio, una torta o cualquier objeto para comer, beber o adornar. Siempre le agradecía el detalle y le comentaba que no me gustaba, que por favor dejara de hacerlo. Pero ella estaba bastante “entrada” y creía que por sus regalos y detalles (como también lo hace uno que otro hombre macho) yo iba a acceder a estar con ella.

Tras dos meses de “regalitos” yo ya estaba cansada de tanto hostigamiento. Así que un día le dije: “ya basta si vuelves a seguirme al baño, a darme regalos (que yo a su vez obsequiaba a otros compañeros) o si sigues sin quitarme la vista de encima, levantaré una queja al honorable departamento de R. H.”

Ella insistía: “Pero Guadalupe, dame chance sólo una vez, verás que te gustará”. Yo, fastidiada, cansada y molesta le dije gritando: “A mi lo que me gusta es la verga, ¿tú tienes una? Si tienes una vale, esta noche jugueteamos”. Tras mi grito enfurecido, que además escucharon tres compañeros, me sentí aliviada y empoderada de mi sexualidad.

A partir de allí dejó de acosarme. Me la quité de encima por siempre, incluso dejó de hablarme (uff, qué alivio). Uno de los compañeros que escuchó me preguntó: “¿en serio a las mujeres les gusta ‘aquello’?”. “¡Por supuesto!”, le respondí entusiasmada.

Estoy completamente segura que a las mujeres heterosexuales nos vuelve locas la magia que tienen los hombres entre las piernas. Sin embargo, hay que tener claro que no con cualquier flauta se llega a tocar una buena melodía. ¿O no chicas?

La verdad es que el pene debe cumplir ciertas características: la primera, tiene que estar sano por dentro y por fuera, así que prende la luz y revisa cara a cara (o bueno cara-pene) el color de su piel, si tiene o no manchas, verrugas, lesiones, cambios de color y todo aquello que resulte sospechoso. Además, siempre deberás utilizar condón.

Otra es que esa flauta debe estar firme, lista para penetrar. Ya que un flautín pequeño y flácido no funciona. Si no puedes tocar con él las notas musicales básicas (Do, Re, Mi) es imposible que llegues a sentir las vibraciones de una buena interpretación musical.

Otro dato importante es que la flauta no esté desafinada, es decir que a la primera se venga abajo y se cierre el telón. No, señores y señoras, las vergas deberán mantenerse tan firmes que puedan penetrar durante al menos 10 minutos de relación sexual, no 30 segundos ni 4 minutos. Con cronómetro en mano o bajo la almohada, checa cuánto dura tu chico y ayúdale a que aguante más: juega con él, tócalo y lámelo.

Los hombres siempre se sienten seguros con dos o tres posiciones sexuales que ya dominan y les van bien a la hora del placer. Así que rétalo y cambia de posición, busca que se esfuerce más y que su flauta también se vea altamente comprometida con el cambio.

Incluso, si eliges una buena posición y tu chico mantiene su pene firme, llegará a tocar tus paredes vaginales, tu punto G y otras zonas que son altamente excitantes. También pueden ayudarse con los dedos, así que pónganse a practicar que la práctica hace al maestro.

Saboréala con boca y nariz. La verdad es que los sabores y olores que desprende un pene sano y excitado son tremendamente enloquecedores y eróticamente placenteros. Así que mételo a la ducha y juega a la comidita con tu chico.

Con información de la periodista Guadalupe Camacho.

En Marie Stopes te recomendamos usar siempre condón, y si te encuentras en una relación estable, en la que ambos ya se hicieron pruebas de ITS y están sanos, usar un método anticonceptivo de largo plazo para evitar un embarazo no planificado.

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