Los doctores y los curas eran, hace unos 50 años atrás, primos-hermanos de Dios. Nunca se les contradecía, su palabra era ley y se les tenía obediencia ciega. “Sí doctor, lo que usted diga”, aunque estuviera equivocado en el diagnóstico.

Por eso, cuando una compañera de trabajo me platicó que su doctor le había diagnosticado: “ganas de llamar la atención y de joderle la vida a los papás”. Me enojé muchísimo, porque yo estuve presente cuando esta compañera, recepcionista, tuvo una crisis en su lugar de trabajo y comenzó a convulsionar, se la llevó una ambulancia y tardó en regresar a la oficina una semana.

“¿Qué te dijo el doctor?”, le pregunté cuando volví a verla. “Dice que no tengo nada, que sólo quiero llamar la atención, que ya tenga un hijo y que con eso se me quitan las ganas de joderle la vida a mis papás”, me respondió enojada. Después de mandar al diablo a ese doctorcito. Mi amiga fue con un cardiólogo, médico internista y, finamente, fue un neurólogo quien le diagnosticó un problema cerebral, que requirió de una operación.

Nunca entendí por qué algunos doctores creen que la solución para los problemas médicos de las mujeres enfermas es: ¡tener hijos! Ya que no es la primera historia que escucho respecto a este tema. Otro ejemplo: “Usted lo que tiene es un problema hormonal, por eso tiene este tipo de acné tan rebelde y agresivo”, le dijo un dermatólogo a una pariente. “¿Cuál es la solución doctor?”, preguntó entusiasta. “Cuando tenga un hijo se le acabará el problema, porque son las hormonas”, respondió tranquilamente el “experto”.

Otro más: “Lo que usted tiene es que se cree hombre: trabaja mucho, genera estrés, fuma y bebe de vez en cuando; lo mejor es que se retire de ‘esa’ vida y tenga una familia, un par de hijos le vendrían bien”, recomendó un médico que revisó a otra mujer cercana a mí.

¡¡Ja ja ja ja ja!! ¿Es neta?, no entiendo esas ‘profesionales’ recomendaciones médicas. Es que siempre nos ven a las mujeres en un estado de gestación, porque dicen: “es la etapa ideal de la mujer, se miran tan bellas, tan frágiles y ‘tan’ mujeres”….

Mi respuesta para esos hombres es un: $$%”%!$%!”&&&”·$=)·%& y la porra te saluda “che” doctor. Las mujeres también nos enfermamos igual que los hombres, por que adivinen: tenemos hígado, corazón, pulmones y huesos, igualito que ellos.

A los hombres se les revisa de Pe a Pa buscando la causa de su dolencia, pero a la mujer se le minimiza su enfermedad, se le recomienda que ¡deje de hacer aquello que está haciendo y se dedique a ser mamá!

Las mujeres somos más que madres abnegadas. Antes que mamás somos personas que necesitamos servicios profesionales de salud -con exámenes de laboratorio, análisis clínicos, radiografías y todo aquello que nos sirva para tener un diagnostico certero- porque no olvidemos que la solución para la vida de la mujer no es encontrar novio, casarse y ser mamá. Tal vez para nuestras abuelas, esa era la única opción de vida, pero ya no estamos en los tiempos de Don Porfirio.

Nosotras queremos estudiar, trabajar, salir de fiesta, viajar y conocer el mundo, entre infinidad de opciones. Por ello, nuestra salud física y mental no está relacionada con la maternidad. La mujeres también nos infartamos, recordemos que -desde el año 2013- la primera causa de muerte femenina en México son los problemas cardíacos, de acuerdo con el Instituto Nacional de Salud Pública.

Finalmente, ¿a poco a los hombres en el consultorio médico les recomiendan ser padres, tener dos o tres hijos para que se les cure su pre-infarto, su estrés o su problema neuronal? Doctores, por favor, seamos profesionales.

En Marie Stopes respetamos el derecho que las mujeres tienen por una maternidad responsable y elegida, por ello ofrecemos métodos anticonceptivos que se adaptan a todos los estilos de vida, además de la opción de poder acceder a un servicio seguro de Interrupción Legal del Embarazo.

Con información de la periodista Guadalupe Camacho.

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