anticoncepción, la estigmatización del aborto pues solo se señala a la mujeres, entre muchas más. Está en nosotras cambiar esto, en ser más fuertes y unidas. Últimamente nos hemos dado cuenta de todas las cosas que las mujeres sufrimos en el transporte público, la escuela y la calle gracias a redes sociales. Al parecer, ninguna de nosotras está exenta de sufrir acoso o violencia y vivimos con conciencia de lo que ocurre sin, aparentemente, poder hacer nada. Nos dividen en el transporte público como si eso pudiera remediar la situación y medidas prácticamente absurdas salen de los gobernantes ingenuos que consideran que las cosas podrían solucionarse con sistemas de prevención retrógradas. Sin embargo, podemos asegurar que el problema viene de más atrás, de aquellos corridos y canciones de reggeaton que invitan a los hombres a dominarnos y utilizarnos, y no queremos decir que el ritmo no sea pegajoso, porque de pronto, en fiestas y reuniones, nosotras también las cantamos con singular alegría y las bailamos para decirle al otro que está bien, que la letra es lo de menos. Sabemos que hay un problema y que es bastante real, pero al mismo tiempo decidimos ignorarlo por nuestro bienestar mental. Vivimos acostumbradas al estereotipo, a aquello que sabemos es nuestro deber: nos depilamos por las mañanas con tal de ir perfectas al trabajo, utilizamos tacones del número 12 en fiestas y eventos importantes porque creemos que estilizan nuestra figura, nos maquillamos a contrarreloj y aún así, no somos dignas de asistir a la reunión más importante con los altos ejecutivos porque, claro, somos el sexo débil. También existen otras preocupaciones, las más profundas y reflexivas, aquellas que de verdad se convierten en el traspié que nos hace sentir incómodas la mayor parte del tiempo, muy serias, poco alegres, nada ajenas. El baño Algunas han descubierto una milenaria técnica para no tener que pegar las nalgas al escusado cuando van al baño, otras buscan el mayor número de papel y servilletas para tapizar el sitio que tocarán. Las más arriesgadas optan por esperar a llegar a casa y por fin ocuparse de sus asuntos sin ningún tipo de preocupaciones… un alivio cuando eso ocurre. La talla de brasier En realidad, somos muy pocas mujeres las que sabemos qué talla de brasier somos. Todas aseguramos ser 34B porque es la medida más famosa. El 80% de las mujeres no usa su talla correcta, lo que puede provocar un intenso dolor de espalda. Cambios hormonales La menstruación, ser irregular a ésta, el embarazo, la pubertad, la menopausia… todo parece provocarnos un sin número de cambios hormonales y en consecuencia, emocionales. Orgasmos Los orgasmos son una preocupación de la mayoría de las mujeres que, en ocasiones, pasan toda una vida sin descubrir cómo se siente e intentando averiguar de qué tratan. Si eres una de ellas, podrías comenzar conociendo tu cuerpo. Los tacones Porque aseguran que los tacones estilizan nuestra figura y muy probablemente sea verdad, pero ¿lo vale? Utilizarlos nos provoca un cansancio extremo, dedos hinchados y en ocasiones, hasta las más terribles ampollas que dolerán por el resto de la semana. Menstruación Cada 28 a 30 días, más o menos, sufrimos la incomodidad que trae consigo la menstruación. Dormimos de lado para evitar cualquier “accidente” nocturno, tomamos remedios caseros o fármacos contra el dolor que los cólicos causan, gastamos en toallas, tampones o debemos limpiar la copa menstrual cada determinado tiempo. Nuestro humor se vuelve loco y las ganas de tener relaciones, insaciables. Diferencia de sueldos Muchas mujeres reciben sueldos inferiores por el mismo trabajo que realiza su compañero de trabajo. En la industria hollywoodense fue claro con ejemplos como Robin Wright, compañera de Kevin Spacey en “House of Cards” y otras famosas que se han encargado de denunciarlo, como Jennifer Lawrence. ¿Por qué si es el mismo trabajo el sueldo debe remarcar la diferencia de género? Acoso En el metro, la escuela, la calle, el trabajo, una fiesta… el acoso es parte de nuestra vida y cuando alguien nos pregunta si las miradas perversas no nos incomodan, a veces simplemente nos detenemos para decir que estamos bastante acostumbradas. Dejar de pensar así y tomar medidas en contra de este problema es el primer paso para erradicarlo. Ser menospreciadas por el hecho de ser mujeres Porque creen que por el hecho de ser mujeres no podemos manejar como se debe ni jugar fútbol y mucho menos encender una fogata o hacer la carne asada perfecta. Tal vez no es cuestión de género, sino de capacidades individuales. Decir esto cae en el absurdo de generalizar lo que no es posible. Violencia contra la mujer Países por todo el mundo viven atormentados por el mal de la violencia de género. Ya sea intrafamiliar o en un espacio público, muchas mujeres ocultan sus males dando excusas que pocos creen, la mayoría simplemente lo callan y algunas otras que lo han vivido, decidieron dejar el pasado atrás y continuar con una vida lejos de su agresor. El riesgo a infecciones vaginales Mujeres de todas las edades pueden sufrir una infección vaginal sin importar que sean sexualmente activas o no. En realidad, las infecciones pueden darse por diferentes motivos como utilizar casi todo el tiempo ropa de licra, pantalones muy ajustados o durante mucho tiempo, utilizar espermicidas, jabones aromáticos o shampoos especiales, no tener la higiene correcta y hasta algunos suavizantes de ropa podrían provocarlas. Presión social Esa tía que nos recuerda que si llegamos a los 30 sin tener pareja es síntoma de “vestir santos”, pero al mismo tiempo, no podemos dejar de lado la idea de querer realizarnos profesionalmente, no buscar hijos ni pareja pero desearlos en algún punto de nuestra vida. Tener un trabajo, no tomar en exceso, el vals de los 15 años.. ¿y qué si queremos olvidarnos de todo y comenzar a ser verdaderamente felices? Estereotipos de cuerpo Seguramente todas nos sabemos las medidas perfectas que nuestro cuerpo debería tener, entre los programas de televisión, la publicidad y las revistas, se han encargado de inculcarnos ese 90-60-90 como si nosotras pudiéramos decidir de qué tamaño tenemos el busto o las caderas. Algunas ahorran por años con el único fin de conseguir una cirugía que las acerque a la meta, pero tal vez lo único que hace falta es más seguridad.   Probablemente el único remedio oportuno sea cambiar la mentalidad e infundirnos el valor y la confianza como para ser dignas de todo aquello que creemos, es un problema tan grande como el mismo de ser mujer. No todo es debido al que muchas se han empeñado en bautizar como “patriarcado” y por supuesto, tampoco es un problema que nace de nosotras. Algunos dirán que es biológico, porque mientras las mujeres se ocupaban de cuidar a los hijos que habían tenido, los hombres salían a buscar el alimento que hiciera sobrevivir a la familia, y probablemente en eso exista algo de razón. Cientos de culturas nos han demostrado que el machismo no es un problema sólo de México y que en cada sitio se vive con una intensidad diferente. Cada año, 60 mil mujeres pierden la vida. México es el 15º país a nivel mundial, mientras que en Medio Oriente la cantidad de mujeres asesinadas para preservar “el honor de una familia” llegan a 20 mil por año. Y si añadimos la imagen de la mujer como objeto desde la publicidad y los medios de comunicación, el asunto empeora. La información es contundente y la acción comienza a serlo, y aunque el tema sea difícil de abordar, el mundo femenino es complicado tanto por dentro como por fuera. Es innegable que nos enfrentamos a un mundo lleno de prejuicios y desventajas, pero la única opción para aceptarlo y cambiar la mira hacia la que apunta la bala es dejar de victimizarnos y comenzar a ser agentes de cambio. Esta es tan sólo una muestra de 13 pruebas que todos los días traspasamos y sorteamos… ¿cuáles otras existen? Con información de Cultura Colectiva.]]>